¿Es posible aprovechar las horas gastadas en atascos al desplazarse de casa al trabajo? Además del ahorro de tiempo, sustituir la forma de desplazamiento también resulta en un beneficio significativo para la salud. Un estudio publicado en el “Journal of Epidemiology & Community Health” garantiza que sustituir el coche por la bicicleta o por el camino puede contribuir significativamente para la mejora de la salud y calidad de vida del trabajador.
La investigación realizada con más de 250 mil personas en el Reino Unido señaló que pedalear de camino al trabajo reduce en un 46% las posibilidades de desarrollar una enfermedad cardiaca y en un 45% el riesgo de tener cáncer. Para los que optan por ir a pie, los riesgos descienden a un 27% y 36%, respectivamente, ya que la actividad es un poco menos intensa. El estudio reveló que estas modalidades de desplazamiento son más eficientes que entrenar en un gimnasio, ya que ir al trabajo diariamente es una necesidad, lo que reduce el riesgo de desistir de practicar la actividad física.
Entre los adeptos de esta modalidad de transporte – conocido como activo o suave – la bicicleta y los paseos son vistos como eficientes, rápidos, saludables y económicos. Usar solo el propio cuerpo para ir de un lugar a otro también es tratado como sinónimo de libertad, aumentando la convivencia y la relación de afectividad con los espacios de la ciudad. Pero la adhesión de las personas también toca el problema de la infraestructura urbana.
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En Brasil, por ejemplo, se estima que las ciclovías, espacios y rutas específicas para bicis corresponden a tan solo un 2,8% del total de las vías de los municipios. Es poco si se considera que la flota de bicicletas en el país es de cerca de 70 millones. Solo la habilitación de aceras adecuadas y de un conjunto de bicisendas eficiente, amplio y conectado es capaz de garantizar la integración de la bicicleta y del peatón en el tráfico de las ciudades.
Las ventajas para el medio ambiente
En la visión ambiental, la bicicleta es el símbolo mundial del transporte sustentable. El principal argumento está en la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, que influyen directamente en la salud pública, disminuyendo la incidencia de infecciones respiratorias y alergias. Los resultados más positivos de este incentivo al transporte activo, sin embargo, son obtenidos con la reducción de los atascos.
Diversas ciudades marcadas por largos atascos ya comenzaron a revisar la forma de planificar sus espacios, tomando medidas que priorizan el transporte no motorizado. Hasta hace poco tiempo, la planificación urbana tradicional no consideraba esta modalidad. En este debate, gana evidencia la competencia que orienta al Poder Público, en especial la administración municipal, para que el transporte no motorizado sea más importante en la planificación urbana.
Por no imponer muchos costos a los usuarios, el transporte activo, sobre todo caminar, también se considera igualitario socioeconómicamente. Pero es necesario desvincular su uso de la idea de transporte “inferior”, usado solo por las clases más humildes. También existe una evaluación prejuiciosa, reforzada por la creencia de que el automóvil es símbolo de prosperidad. La bicicleta, por promover la salud y ser una opción de movilidad sustentable, debería ser un vehículo de prestigio social.
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Cada peatón o ciclista que aparece es un automóvil menos transitando por las calles. Los potenciales beneficios para la salud traídos por este tipo de desplazamiento, asociados a los beneficios ambientales, son suficientes para incentivar el uso de formas de transporte más sustentables.