Con la proximidad del fin del año aproximándose, mucha gente aprovecha para hacer limpieza a fondo en la casa, principalmente en el armario. Comprar determinada prenda u objeto apenas por impulso, forma parte de las pequeñas actitudes del día a día, aparentemente inofensivas, pero que perjudican de forma significativa el medio ambiente.
De esta forma, no es difícil encontrar en el fondo del armario unos pantalones que nunca fueron utilizados o una blusa aún con la etiqueta, comprados solo porque estaban de oferta. Pero, puede estar pensando: “Ah, pero es solo una blusa…” Es una blusa que, para ser producida, gastó algunos litros de agua, derrochó muchos kilowatts de energía y también emitió una buena cantidad de CO2 en la atmósfera con su transporte.
Con la navidad cada vez más próxima y el intercambio de regalos volviéndose más habitual, las tiendas a pie de calle y los centros comerciales utilizan diversas tácticas para seducir a los consumidores, induciendo a un consumo desenfrenado. Un buen consejo es comprar los regalos en puestos de segunda mano. Pero, ¿quiere una idea aún mejor? ¿Qué le parece organizar una Navidad solidaria, en la que cada miembro de la familia dona una ropa o juguetes a alguna institución de caridad? 🙂
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¡Apegarse a determinados objetos es otra actitud que merece una nueva postura! Ya sabe que tiene aquella prenda en casa. Sabe que, probablemente no la utilizará, pero, incluso así, insiste en guardarla. Practique el desapego. Guarde en casa solo lo que de hecho utiliza y done a quien lo necesita todo lo demás. ¡Con seguridad hay varias personas por ahí que se pondrían muy contentas al ganar este objeto y de darle uso!
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Entonces, ¿quiere hacer su parte? Además de reunir a la familia en favor de una causa justa, usted también puede hablar con la gente del condominio y sugerir la participación de los vecinos en alguna acción social. ¡Todo el mundo tiene en casa algún objeto olvidado que puede hacer la diferencia en la vida de alguien! ¡Piense en eso! Practique el desapego. 🙂
