Uno de los problemas ambientales más discutidos actualmente es la cantidad de plástico que existe en los océanos. La mayoría de las personas ya saben que los millares de toneladas de residuos que terminan ahí todos los años, generan daños irreparables para la vida marina. Pero hay otro problema, menos conocido, con graves consecuencias para los ecosistemas acuáticos: la presencia de zonas muertas.
Según un estudio publicado recientemente en la revista Science, el tamaño de las áreas sin oxígeno en las aguas abiertas del océano se cuadruplicó desde mediados del siglo XX. Y las zonas con muy poco oxígeno cerca de las costas se multiplicaron por 10.
Eso, dicen los autores del primer estudio que analiza con profundidad la falta de oxígeno en los océanos, puede causar la extinción en masa de especies a largo plazo, poniendo en riesgo la vida de millones de personas que dependen del mar como fuente de alimentación y trabajo.
«Los mayores acontecimientos de extinción en la historia de la Tierra se asocian a climas calientes y a la deficiencia de oxígeno en los océanos», dice Denise Breitburg, científica del Centro de Investigación Ambiental Smithsonian, en los Estados Unidos, y principal autora del estudio.
«En la actual coyuntura, es hacia allá que estamos yendo. Pero las consecuencias para los seres humanos de continuar por ese camino son tan extremas que es difícil imaginar que llegaremos lejos yendo en esa dirección.»
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Vida asfixiada
Las zonas muertas son grandes extensiones de agua que contiene poco o nada de oxígeno. Son llamadas «muertas», porque hay pocos organismos que consiguen sobrevivir ahí, la mayoría de los animales que terminan en esas manchas se sofocan y mueren.
Mientras las zonas de bajo oxígeno ocurren naturalmente en el océano (generalmente al oeste de los continentes, debido al efecto de rotación de la Tierra en las corrientes oceánicas), el problema es la proporción en que se expandieron desde 1950.
Los bajos niveles de oxígeno hacen que los animales crezcan menos y tengan más problemas reproductivos y de salud.
¿Pero cómo ocurre la expansión de las zonas muertas?
Los cambios climáticos, producto de la actividad humana, son los principales responsables, especialmente en las aguas abiertas. Como las aguas calientes tienen menos oxígeno, a medida que el agua de la superficie se calienta, el oxígeno tiene más dificultad para alcanzar las profundidades del océano.
Otro efecto es que, cuando el agua es más caliente, los animales necesitan respirar más rápido – eso los hace usar más oxígeno en menos tiempo.
En las aguas costeras, el principal problema son las sustancias que se utilizan en la agricultura y que llegan al océano.
Elementos como el fósforo, presente en fertilizantes y abonos para plantas, se los llevan los ríos. Al llegar al mar, provocan el crecimiento excesivo de algas que, cuando mueren y se descomponen, absorben enormes cantidades de oxígeno.
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Soluciones
Como si los efectos arriba mencionados no fuesen suficientes, la falta de oxígeno también puede liberar sustancias químicas peligrosas al océano. El óxido de nitrógeno, un gas con efecto de estufa 300 veces más poderoso que el dióxido de carbono, es un ejemplo.
Pero los especialistas evalúan que se trata de un problema que tiene una solución. «Parar el cambio climática exige un esfuerzo global, pero también las acciones locales pueden ayudar a disminuir el oxígeno producido por el exceso de nutrientes», dice Breitburg.
Además de implementar medidas para reducir el calentamiento global, los científicos recomiendan medidas como la creación de áreas marinas protegidas, áreas que los animales usen para escapar de bajos niveles de oxígeno. La pesca sería prohibida.
Fuente: BBC Brasil.
Imagen destacada: Getty Images.